Un equinodermo típico, como la estrella de mar, tiene la boca
rodeada por cinco brazos con diminutos pies tubulares o ambulacrales flexibles
que el animal utiliza para sujetarse y moverse. Los equinodermos presentan un sistema de canales, denominado sistema o aparato acuífero, que utiliza la presión hidráulica para extender los pies ambulacrales. Algunos equinodermos, en
especial las ofiuras, se arrastran o nadan moviendo los brazos. A menudo, como
ocurre entre los erizos de mar, tienen hileras de pies ambulacrales a lo largo de la superficie
corporal y carecen de brazos. Las espinas están bien desarrolladas en los
erizos de mar. El esqueleto, compuesto de carbonato de calcio, puede
representar una proporción significativa del cuerpo o, como ocurre en algunos
pepinos de mar, puede estar muy reducido. El registro fósil muestra que el patrón de simetría pentagonal es una adquisición evolutiva tardía
y las desviaciones del mismo son frecuentes. Estos animales tienen un aparato digestivo bien desarrollado, pero su sistema nervioso y su aparato circulatorio son sencillos. Los equinodermos se mueven con lentitud y carecen de
pautas complejas de conducta.
Poseen sexos separados, aunque unas pocas especies son
hermafroditas. La fecundación suele ser externa: óvulos y espermatozoides son expulsados al exterior y
allí se produce la fecundación. Poseen una cierta capacidad de recuperación de
las partes perdidas y así, por ejemplo, las ofiuras pueden desprenderse de
alguno de sus brazos como modo de defensa.
Este grupo muy antiguo de animales constituye un tipo que nunca se han aventurado
fuera del agua.
La mayor parte de los equinodermos están provistos de una armadura de
piezas calcárias y púas. Las piezas calcárias constituyen una completa
protección, ecepto de los pepinos de mar, algunas de las púas actúan como
minúsculos pies y pinzas, viven fijos al fondo marino o tiene escasa movilidad.
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